sábado, 28 de marzo de 2009

LA VIDA CONTIGO


Hace un mes y cuatro días que estás con nosotros y parece que llevamos juntos toda la vida. ¡Que fácil nos los has hecho, Juan, y cuánta felicidad has traído!.
Todavía recuerdo aquellas primeras horas juntos, jugando a luchar en la cama con papá, disparando tu pistola imaginaria :"pium, pium, pium".....y tu primer baño, aterrado, aferrándote a nuestros brazos para que el agua no cubriera tu cuerpecito fibroso.
¡Cuánto ha cambiado la historia! Ahora no hay quien te saque de la bañera: te encanta el agua....Y te encanta la arena para llenar toda clase de objetos, y hacer la compra en el súper montado en el carrito, y estrenar ropa....Te entusiasma comer boquerones en vinagre, y el sol, y los animales....A través de tus ojillos estoy volviendo otra vez a ser niña. Y me duele todo, Juan. Me duelen la espalda y las piernas de correr detrás de ti y de levantarte del suelo cuando te coges una pataleta. Y no hay día que no le diga a papa "no puedo mas". Pero si puedo, claro que puedo. Porque tus besos me llenan de energía, como la sonrisa de tu hermana cuando se despide mientras se aleja el autocar. Tus besos babosillos me dan la vida, igual que verte sonreir hasta que casi te desaparecen los ojos y te salen unos preciosos hoyuelos....Y me da la vida verte agarrado de la mano de Paula, tu jié- jié, tu hermana mayor....¡Que distintos sois!
Paula es extraordinariamente sensible, tierna, callada....Le cuesta abrirse y dice muchas cosas con sus silencios....Tu eres un terremoto, un torbellino....Ya de desde chiquito se nota que eres un seductor...¡como sabes utilizar tu sonrisa!....Vas por la calle prodigando saludos y besos, sobre todo a las chicas, truhán....Eres vivo y rápido de reflejos y no se te escapa detalle.....Me agotas, de verdad te lo digo, como también te digo que cuando te veo dormir con el pulgar metido en la boca se me enconge el alma....Has pasado mucho en tu corta vida, mi niño, pero me atrevo a asegurar que ahora eres feliz.

lunes, 16 de marzo de 2009

CHINA EN EL CORAZON




Llevo a China en el corazón, para siempre. Porque es el país que en el que naciste, Juan, pero hay mas razones. Llevábamos casi dos años esperándote, y me cambié de boletines al área de internacional. Mi entonces jefe -tu "yayo" Antonio- me preguntó si quería ocuparme de algún área geográfica concreta. Yo le dije que no especialmente, que me daba igual. Y entonces me sugirió, medio en broma, que podía ocuparme de Asia, porque iba a tener un hijo chino. Y así lo hice, muy obediente. Era 2007, septiembre. Los Juegos Olímpicos ya tenían a China en primer plano de la actualidad. Y así fué la cosa: empezar a leer, a estudiar, a hablar con gente interesantísima. Mientras, hubo revueltas en Birmania y en Tibet, se celebró el congreso del Partido Comunista Chino -que marcó un antes y un después-, un terrible terremoto sacudió tu país y se produjo el enorme escándalo con la leche maternizada contaminada, que causó la muerte de decenas de miles de niños como tu...Y por fin, la celebración de esos Juegos de los que tanto se esperaba y no sólo precisamente en el terreno deportivo....

En el área celebramos el Año Nuevo 2008, el año de la Rata. Decoramos el techo con farolillos rojos e hicimos ofrendas....después nos fuimos a comer a un chino, como corresponde....Y el 8 de agosto, todos vestidos con motivos de tu país, volvimos de decorar el área y a portarnos como críos. Vimos a ceremonia inaugural en un bar. Después, en cada prueba, tu hermana y yo teníamos el corazón "partío" entre los dos equipos que iban de rojo y amarillo, los colores de España y China.

Hace una semana que hemos regresado. Cada imágen, cada olor de tu tierra me los traigo para siempre. Me gusta China, me gustan los chinos, quizá por ser diametralmente diferentes a nosotros, los latinos. Me parece un gran pueblo, con una enorme capacidad de esfuerzo y de trabajo que, además, quiere a sus mayores y a sus niños. Nos lo han hecho sentir a cada paso: en los hoteles, en los mercados, en las calles...todos han tenido una palabra cariñosa para ti y para tu hermana. Os han mimado, cuidado y consentido camareras y taxistas....han reido con vuestras gracias y se han preocupado por vuestro llanto.

Infinidad de veces nos han preguntado por tu historia y papá les contaba en inglés que tenías 3 años, que estuviste muy enfermito y que ahora éramos tu familia. No sabes la de lágrimas que nuestro relato ha provocado, lágrimas de emoción en dependientas y camareros....cuántas veces nos han dicho la suerte que tenías.
Papá siempre contestaba que no, que los afortunados éramos nosotros por tenerte, por tener un hijo tan precioso y que les estábamos muy agradecidos por permitirnos ser tus padres. Así se lo dije yo al señor Yu, el hombre de ACI en Pekín....y ¿sabes?....me pareció que se le escapaba una lágrima mientras te acariciaba la cabecita.

Volveremos contigo a tu país -que ya es el nuestro- porque como dice Lan, somos chinos manchúes que al reencarnarse se equivocaron de sitio.

domingo, 8 de marzo de 2009

EL ENCUENTRO


Lunes, 23 de febrero de 2009. Nueve de la mañana hora local de Shenyang, China. Allí estabas tu. En el vestíbulo del Registro. Serio, pero sin el menor atisbo de llanto en los ojos. Junto a ti, un hombre y una mujer jóvenes. Él te cogía de la mano y ella tenía el rostro bañado en lágrimas. Me lo dijo después papá, porque en ese momento yo no veía nada mas que tu figura menuda -mas menuda que en las fotos- que llenaba toda la habitación. Junto a la pareja también estaba la directora del orfanato y otra mujer, creo que perteneciente a la institución.

Subimos las escaleras hasta llegar a una habitación llena de polvo. En el centro había una enorme mesa como dispuesta para tomar el té. Y allí seguías tu. Con tu anorak rojo, tu gorro de osito, ya retirado de la cabeza, y tus enormes pantalones negros. Saqué del bolso la moto de juguete que llevábamos para ti y le dije a tu hermana que te la diera. Te gustó. Y empezaste a hacer ruiditos por el borde de la mesa -burrrun...burrrunnn-. Y entonces pegué suavemente mi cara a la tuya. No te apartaste, y me pareció una buena señal. Seguí allí, junto a tu carita, y comencé a olerte. Si, a buscar tu olorcito, como hice con tu hermana cuando me la pusieron sobre el pecho. Debe ser algo muy primario, muy animal. Me gustó tu olor a cachorrillo limpio -¡como no me iba a gustar, si eres mi hijo!- y continué en esa postura durante no sé cuanto tiempo.

Lo que ocurrió después, te prometo que no lo recuerdo. Me acuerdo de las calles nevadas y sucias, del tráfico infernal...recuerdo una sonrisa plácida en tu hermana y en los ojos de papá un brillo especial, como de lágrimas.

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